Mendoza: la ciudad de las montañas y el buen vino
En el transcurso de tiempo que he vivido en Europa he escuchado a muchas personas hablar de Mendoza, he conocido gente que ha vivido ahí y otras tantas que habían viajado allí, así que el nombre me sonaba, pero nunca me dio por indagar más sobre la ciudad y sus alrededores hasta que tuve la oportunidad de ir y tampoco me imaginé los paisajes tan bonitos que iba a poder encontrar en mi paso por ese lugar. Así que ahora te puedo decir con toda certeza que valió la pena y que fue una gran elección.
Escogimos ir a Mendoza porque estábamos en Santiago de Chile y de ahí queríamos pasar a Argentina y vimos que la forma más práctica para hacerlo y más barata, era llegando allí en bus.
Cuando nos fuimos en bus o mejor dicho, en una van, aún no sabíamos qué íbamos hacer una vez llegásemos a Mendoza, siin embargo, en el camino lo descubrimos. A pesar del cansancio por haber madrugado, del calor del verano y de la incomodidad de la van, disfrutamos de unas vistas fenomenales. Ya unos amigos nos habían dicho en Santiago que el paisaje de la frontera era muy bonito, pero sólo hasta que lo vi, supe de qué hablaban. En realidad me asustaba más la idea de ir por carretera y que fuese por montaña más que todo por las curvas, pero no, nada de eso, la carretera estaba muy bien y además el conductor no podía sobrepasar el límite de velocidad que en este caso era de 90 km/h, así que genial.
Ya en Mendoza, nos empapamos de las actividades que podíamos hacer y escogimos las siguientes:
Tour de Alta Montaña:
Este tour fue realizado en grupo, en bus, con una guía local e incluía los traslados al hotel. La chica guía, a propósito, fue una de las mejores, si no la mejor que tuvimos en todo nuestro viaje en Argentina, era muy cordial y divertida e hizo mucho más ameno el recorrido. El tour duró todo el día desde las 8:00 hasta las 19:00 h. La agencia que escogimos tenía una oficina en la estación de bus, se llama “Turismo Estación del Sol”, nos costó 650 pesos argentinos y lo pudimos pagar con tarjeta. No incluía el almuerzo que por cierto estaba muy completo y delicioso, era estilo bufet y costaba aparte 200 pesos. Escogimos este tour porque queríamos regresar nuevamente cerca de la frontera con Chile para poder explorar más la zona y poder bajarnos del bus para tomar fotos.
¿Qué visitamos en este tour?
- La primera parada en nuestro recorrido por la Cordillera de los Andes fue en el Valle de Potrerillos, bajamos del bus para tomar fotos y pudimos contemplar la belleza del dique.
- Luego hicimos una pequeña parada en el pueblo de Uspallata y continuamos nuestro camino.
- Estuvimos en el centro de esquí Penitentes y nos subimos en el telesilla para aprovechar las vistas desde la cima. Era verano y el paisaje era realmente hermoso. Nunca había visto este tipo de montañas de diferentes colores predominando sobre todo el marrón, así que para mí fue una nueva experiencia.
- Fuimos al “Monumento Natural del Puente del Inca” que es un puente rocoso natural formado sobre el río de Las Cuevas, probablemente único en el mundo. Sus colores amarillo, naranja y ocre no lo dejan pasar desapercibido en la zona y esas tonalidades son gracias a las aguas minerales que le caen. ¡Es indudablemente un sitio al que tienes que ir! Además justo al lado están las ruinas de un hotel termal de lujo construido en antaño y posteriormente destruido por una fuerte avalancha de nieve. Si vas con guía seguramente te contará toda la historia.
- Allí mismo, no sólo el Puente del Inca es digno de ver, sino lo son también las ruinas de las vías del Ferrocarril Transandino Los Andes, las pocas casas desperdigadas que hay y los puestos de artesanías que junto con las montañas y el puente crean todo un paisaje solemne.
- Luego fuimos a la Villa de las Cuevas a almorzar en un restaurante en medio de las montañas. El lugar era hermoso y encima el almuerzo estuvo muy completo y quedamos bastante satisfechos.
- Después del almuerzo disfrutamos de las vistas de los alrededores.
- Y finalmente lo más esperado, la visita al Parque Provincial Aconcagua, allí pudimos contemplar la montaña Aconcagua que es la más alta de toda América.
Dar un paseo por el centro de la ciudad:
Al día siguiente estuvimos en la mañana visitando la ciudad de Mendoza. En realidad no nos dio tiempo de recorrer ni ver mucho, apenas alcanzamos a visitar la Plaza de la Independencia, la Plaza España, el paseo peatonal y aprovechamos para almorzar en la zona.
Sin embargo me di cuenta de algo muy particular que se quedó grabado en mi mente, y es que en cada calle mendocina había largos canales en frente de las casas. Algunos un poco descuidados pero otros con acabados empedrados muy bonitos. El chico del hotel nos comentó que anteriormente se utilizaban para depositar el agua de riego pero que actualmente no se utilizaban. Indudablemente es un aspecto muy distintivo de la ciudad pues no lo había visto en otro lugar hasta ahora.
Otro aspecto a recalcar es la amigabilidad de su gente, era la primera vez que pisaba tierra argentina y la primera impresión que he tenido de ellos es que son muy amigables, fácilmente empiezan a entablar conversación, rompen el hielo de una forma muy natural y luego se presentan sin tapujos ni prejuicios. La gente por lo general está muy predispuesta a charlar y hacer amigos, así que me gustó mucho, me hizo sentir bienvenida.
Tour por los caminos del vino:
Más tarde, de 14 a 19 h, hicimos este tour para visitar bodegas y catar vinos. Contratamos esta actividad con la misma agencia y nos costó 340 pesos argentinos cada uno. Visitamos 3 bodegas de vinos y 1 fábrica de aceite de oliva. En cada una de ellas nos explicaron paso a paso el proceso de fabricación y reserva, y al final terminábamos degustando sus productos. Todos los vinos estaban exquisitos y las explicaciones muy completas. En general me pareció muy divertido, los productos eran de calidad y pasamos una muy buena tarde. También quedamos satisfechos con el hecho de que escogimos esta actividad sólo por medio día porque al final terminamos un poco contentillos después de tanto vino y además en las 3 bodegas básicamente se repetía toda la información, así que medio día fue suficiente, estuvo bien nuestra elección.
Para concluir diría que lo que más me gustó de Mendoza y sus alrededores fueron los colores de las montañas de la cordillera andina. Nunca había visto cosa igual, estaba acostumbrada a ver montañas muy verdes o quizás sólo marrones, secas, pero estas montañas tenían muchos colores sumado a la inmensidad de las montañas, el estar en medio de ellas y la tranquilidad que se respiraba en ese lugar, era toda una mezcla de sensaciones. Quedé tan impactada que ahora estoy más enamorada de las montañas y por eso quiero ir a más lugares parecidos, como es el caso del Parque Geológico Nacional Zhangye Danxia en China, las montañas de Vinicunca en Perú, o sin ir más lejos el cerro de los 7 colores en el norte de Argentina, que es una pena que no hayamos podido ir.
En fin, si estás pensando en Mendoza como tu próximo destino de viaje, no lo dudes más. Si te gustan las montañas, los lagos, el buen vino y la gente cordial, este es el mejor lugar.
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